La cartelera escolar
¿Quién de nosotros no ha visto alguna vez esas carteleras que se encuentran en la entrada de los colegios o en las salas de espera y que incluyen los hechos destacados de cada mes?
En relación
a esos hechos, algunos guardan relación con la historia argentina y otros
tienen un tinte más global (día del agua, día de los derechos de la mujer, día
del árbol, etc).
En cuanto a estos días que se celebran a una escala internacional, me pregunto
por qué le damos tanta trascendencia a ciertos eventos y casi nunca mencionamos
otros que también han tenido un gran impacto en el mundo (por ejemplo, Día
Internacional de Nelson Mandela, Día de África, Día Internacional para la
Erradicación de la Pobreza, entre otros).
Otro
aspecto muy interesante tiene que ver con la (poca) relevancia que tiene la
cartelera escolar para su público mayoritario: sus alumnos.
Sería interesante hacer una encuesta para evaluar cuántos niños se detienen a
observar las efemérides y cuánto tiempo dedican a su lectura.
En
mis años de experiencia, observo día tras día que la cartelera ha dejado de
tener notoriedad. ¿Por qué? Porque actualmente sólo es una fuente MÁS de saber,
de entre tantas que circulan socialmente. Sin lugar a dudas perdió el lugar
privilegiado que tuvo décadas atrás.
Por
otra parte, por más colores y materiales que se utilicen en su confección o por
más que la información que se vuelca sea de alto valor documental, la cartelera
ha perdido competitividad frente a los nuevos dispositivos tecnológicos que
ofrecen información de una manera atractiva e interactiva.
En
este contexto, una pregunta toma vigor: ¿se debe dejar de hacer la cartelera?
Mi
opinión profesional es que la misma puede aportar un alto valor educativo pero
considero que debe ser resignificada y adecuada a sus principales
destinatarios: los niños (insisto en tener
presente que en una escuela las cosas se deberían hacer siempre pensando en
ellos).
Sería
muy interesante hacer una cartelera interactiva: con juegos, desafíos, sopas de
letras, que inciten a los alumnos a investigar sobre las efemérides. De esta
manera la cartelera se convertiría en una construcción colectiva, significativa
y de alto valor para toda la comunidad.
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