Los profesores nefastos de Educación Fisica
Son
exitistas. Consideran que solo algunos de
sus alumnos (quienes ya tienen condiciones para el deporte) pueden alcanzar
grandes logros deportivos. Y solamente hacia ellos vuelcan sus esfuerzos.
Tienen como objetivo aumentar su ego a costa de sus estudiantes "estrella".
El resto de los alumnos son descartados o ignorados.
Tienen
la manía de formar equipos por capitanes.
No logran entender que no hay experiencia más humillante que ésta, sobre todo
cuando el estudiante es malo para los deportes y queda como descarte.
Como
tienen la obligación de hacer participar a todos los alumnos, entonces utilizan
como estrategia designarlos en actividades de menor valor. Por
ejemplo: en un partido de Voley son nombrados como baloneros (quienes pasan la
pelota a los que juegan).
No
creen que todos los estudiantes sean capaces de desarrollar sus
aptitudes físicas. No hacen ningún esfuerzo para trabajar con
aquellos que más necesitarían mejorar sus habilidades deportivas.
Esto
que puede parecer de una película norteamericana, en realidad está mucho más
cerca de lo que pensamos. De hecho me pasó a mí, durante la mayor parte de mi
primaria y en toda mi secundaria.
No
voy aquí a decir nombres de profesores ni colegios a los que asistí (aunque si
me lo preguntan, a lo mejor los mando al frente) pero en mi primaria, algunas
de las seños como veían que no tenía "aptitudes", me invitaban a
charlar con ellas, mientras mis compañeros realizaban la actividad física
propuesta.
Y
el secundario fue una etapa absolutamente olvidable en lo referido al deporte.
TODOS
los profesores de Educación Física, sin excepción, fueron la
peor de las lacras. En vez de ayudarme a mejorar, simplemente decidieron que
nada se podía hacer conmigo. Cierto profesor de Voley me dijo: Smidt, no te
pongo nota para no destrozarte. Y me mandó a rendir el reglamento de este
deporte.
Y
cuando se jugaban los intercolegiales, a mi y a otros infortunados nos mandaban
a la aburrida tarea de pasar la pelota. Toda la hora, todo el partido.
Es
más, en ese colegio había dos divisiones. Un grupo, el de los aventajados, iba
a un horario y el resto de los mortales, quienes poseíamos menos coordinación
motora que una marsopa, íbamos una hora más temprano.
Gracias
a esos profesores, por años odié la actividad física y crecí
creyendo que no era bueno para los deportes y que nunca lo sería.
Sin embargo, la vida me dio la oportunidad de aprender de esta
lección. Ahora soy docente. Y si hay algo que día tras día inculco a mis
alumnos es que todos pueden crecer y ser mejores, que no hay límites. Y les
insisto que no permitan que nadie limite su potencial....
De
los profesores mediocres uno también aprende, A NO SER JAMÁS COMO ELLOS.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Hola! ¡Te invito a dejar tu comentario y sumarte a reflexionar sobre la realidad educativa que nos atraviesa!